2009-08-02

Jazz and animals - have you ever worked in a circus?

Este divertido artículo se publicó en el ABC de 22 de junio de 1921 en la sección “Verdades y Mentiras”, firmada por un tal Raph Ruddy.

“La Jazz Band y los animales

La
[sic] jazz, esa música de negros que priva en los restaurantes de moda y en los conciertos y los bailes de los grandes hoteles, tiene, entre otras, la virtud de enfurecer a los animales.

Así lo aseguran respetables hombres de ciencia de la Universidad de Columbia, profesores del Museo Americano de Historia Natural, que han hecho experimentos
ad hoc en el parque de Nueva York.

Las pruebas comenzaron, dice el Daily Chronicle, con un
fox-trot, ejecutado en la casa de los monos. En las jaulas de los inteligentes cuadrumanos se armó un jollín espantoso. Los simios, enloquecidos, aullaban y sacudían furiosamente las barras de hierro de su prisión. Algunos, en cambio, mostraban un descorazonamiento y una desesperación que casi arrancaba lágrimas a los espectadores.

A los leones, cuando la
jazz band empezó a sonar, se les erizaron las crines de sus hermosas melenas; las magníficas fieras, con rugidos iracundos y saltos formidables, se lanzaban contra los barrotes de las jaulas con la evidente intención de hacer una matanza de músicos.

A los primeros compases de un
one-step, el joven hipopótamo Caleb y su señora madre, Murphy, se zambulleron en su estanque y no volvieron a la superficie hasta que la banda se alejó.

Solamente dos de los elefantes oyeron la
[sic] jazz sin enfurecerse. Luego se supo que habían trabajado en un circo durante algún tiempo.”

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This funny article was published in ABC on June 22, 1921 (“Truths and Lies” by a Raph Ruddy).

“The Jazz Band and the animals

Jazz, that negroes music which is in fashion at restaurants and at concerts and dances in big hotels, has, among others, the virtue of infuriating the animals.

Respectable scientists from the University of Columbia, teachers at the American Museum of Natural History, have carried out ad hoc experiments in the park of New York, and maintain this theory.

The Daily Chronicle reports that the experiments started by playing a fox-trot at the monkeys’ home. A terrible racket was made in the cages of the intelligent four-handed animals. The apes went mad and began howling and furiously shaking the iron bars from their prison. However, some of them showed a disheartening behaviour and a desperation that almost brought tears to the spectators’ eyes.

The lion’s beautiful manes bristled when the jazz band began to play; the magnificent wild animals, with irate roars and formidable jumps, threw themselves against the iron bars of the cages with the obvious intention of slaughtering the musicians.

In the very first bars of a one-step, young hippopotamus Caleb and its mother Murphy dived into their pond and didn’t surface until the band went away.

Only two elephants heard jazz without getting furious. Later we knew that they have worked in a circus for some time."


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